martes, 11 de diciembre de 2007

Dia 10/12/07 - Dia LED ZEPPELIN

Ya paso. Ayer se celebro el homenaje a Ahmet Ertegun, cofundador de Atlantic Records y descubridor de Led Zeppelin. No hay critica que no diga que fue un conciertazo. Aquí os dejo un poco de lo que he encontrado por la red sobre el concierto de ayer.


Setlist (alucinante!!)
01. Good Times, Bad Times
02. Ramble On
03. Black Dog
04. In My Time Of Dying
05. For Your Life
06. Trampled Under Foot
07. Nobody's Fault But Mine
08. No Quarter
09. Since I've Been Loving You
10. Dazed And Confused
11. Stairway To Heaven
12. The Songs Remains The Same
13. Misty Mountain Hop
Bises
14. Kashmir
15. Whole Lotta Love
16. Rock And Roll



Crónica de Rafael Ramos en "La Vanguardia":

"La noción romántica -o estúpida, según se mire- de que un rockero debería morir joven ha pasado a mejor vida en la era de la globalización. Muchos que se quedaron por el camino víctimas de la enfermedad, el alcohol y otros excesos se tirarían de los pelos si, con el cabello gris y sesenta años a las espaldas, vieran el dinero y la gloria que hoy en día se puede ganar presentando el carnet de leyendas del rock.

Es el caso de Led Zeppelin, un conjunto roto hace 27 años cuando finalmente estallaron todas las tensiones en el seno de una banda que muchos consideran la más señera de los setenta, y que anoche regresó por cuarta vez. Primero se apagaron las luces del O2 Center, luego se proyectó un vídeo con imágenes de la llegada del grupo a Tampa (Florida) en 1973, y entonces empezó a marcar el ritmo Jason Bonham, hijo del fallecido batería John Bonham, cuya muerte precipitó la disolución del grupo. Fue un momento emotivo, un toque de clase y distinción en medio de la nostalgia, un último homenaje al compañero de tantos éxitos y tantas miserias, ante una audiencia entregada que en algunos casos luchaba por contener las lágrimas. A Bonham le siguió Jimmy Page con la guitarra, luego el bajo John Paul Jones, y finalmente la voz de Robert Plant, diciendo: "En los días de mi juventud me dijeron lo que significaba ser un hombre...".


Y es que el primer tema del esperadísimo concierto fue una joya para los viejos legionarios, nada menos que Good Times, Bad Times. Luego vendrían Stairway to Heaven, Kashmir o Whole Lotta Love... Millones de fans en todo el mundo habrían pagado cualquier precio por estar anoche en el concierto de la reunificación, un homenaje al fallecido Ahmet Ertegun, el productor discográfico (fundador del sello Atlantic) que los fichó.

Las entradas se otorgaron mediante una lotería en internet, y el precio original de 180 euros se multiplicó por veinte en Ebay y la reventa a las puertas del recinto, hasta el punto de que los organizadores montaron un dispositivo de seguridad sin precedentes para combatir el mercado negro. Alguien llegó a pagar 160.000 euros en una subasta benéfica. Para entrar anoche al O2 hacía falta una pulsera con código de barras, parecida a las que llevan los sospechosos de terrorismo, un espíritu contrario al que por lo general defendían Led Zeppelin y las grandes bandas de rock... El ambiente a las puertas del recinto era electrizante, por mucho que haya pasado el tiempo y ni Page ni Plant sean aquellos rebeldes que arrojaban televisores desde las ventanas, paseaban en Harley Davidson por los pasillos de los hoteles antes de destruir las habitaciones, montaban orgías, sembraban el terror en los aviones (compraron un jet privado porque ninguna aerolínea quería transportarlos) y se ponían ciegos de todas las drogas que se terciasen. Para algunos de los fans este era un regreso a su propia juventud, para otros una oportunidad de recordar esa música profunda y de depurada técnica, con toques de rock, folk, funk, jazz, metal, blues e incluso reggae que aún hoy es objeto de mito y fascinación. "Me perdí el concierto de 1980 porque justamente me casaba ese día, ¡en mala hora lo hice!", comentaba una cincuentona maestra divorciada de Devon que se pasó la noche a las puertas del O2 para recoger a primera hora su entrada, "Así que esta vez habría pagado lo que me hubieran pedido, no sé si hay algo de cierto en los rumores de que tal vez Led Zeppelin haga una gira si Jimmy y Robert no se tiran los trastos a la cabeza...". La versión oficial es que el evento de anoche era único, porque el cantante no quiere saber nada, por ahora, de una reunificación más o menos permanente, por mucho que el guitarrista lo desee.

Los críticos esperaban ansiosos el concierto de anoche con la curiosidad de ver qué queda de aquella profundidad de sonido que hizo especial a una banda honesta y con alma que cambió las reglas del juego, de la disciplina, concentración y dominio de su propio material que - en contraste con los desmadres fuera del escenario - los convirtió (en palabras de Germaine Greer) en "el Richard Wagner del rock and roll". Los tres supervivientes se han pasado las dos últimas décadas en un segundo plano, por encima de las banalidades de la industria musical, cobrando royalties y prosiguiendo carreras individuales de relativo éxito envueltos en una aureola de grandeza y misterio, símbolos de la era imperial del rock. "No sé por qué hemos vuelto ahora - dice Page, de quien ha sido la iniciativa -. Podríamos haberlo hecho antes, pero ningún momento parecía bueno, supongo que no podíamos dejar pasar la ocasión del homenaje a Ahmet". Plant no dice nada, más interesado en promocionar la colección de duetos con Alison Kraus que acaba de lanzar. Jones, siempre el más mesurado, considera que es una última oportunidad para despedirse con dignidad "después de tantas tonterías".

Crónica de Begoña Arce en el "Períodico":

"La de anoche fue una de las resurrecciones más esperadas en la historia del rock. Un grupo mítico, Led Zeppelin, volvió al escenario después de 19 años de ausencia y 28 años después de su último concierto completo. Fue un recital, en principio único, en el auditorio del O2 de Londres, en honor de Ahmed Ertegun, cofundador de Atlantic Records y el productor que dio la gran oportunidad a la banda. Pero la expectación que ha suscitado el retorno de quienes pusieron el rock duro en el mapa de la música popular y el vigor que ayer demostraron ante casi 20.000 personas aumentan la posibilidad de que en el futuro haya más actuaciones.

En principio se dijo que solo serían 40 minutos. El guitarrista Jimmy Page avanzó hace unos días que se atreverían con dos horas. Y ayer cumplieron, con 16 temas, incluyendo dos bises. Recibidos por los gritos de una multitud en éxtasis, la banda arrancó con Good times, bad times, el primer tema de su primer álbum, en 1969. Siguieron Black dog, In my time of dying, For you life, Trampled under foot, Nobody's fault but mine, No Quarter, Since I've been loving you, Dazed and confused y, por supuesto Stairway to heaven. "Ahmed, lo hemos hecho", exclamó en este punto Robert Plant.

La lista de temas satisfacería a cualquiera de los miles de seguidores que esperan una gira de retorno de Led Zeppelin: siguieron The song remains the same, Misty mountain hop y Kashmir --la gigantesca pantalla estalló con diseños psicodélicos--, con Whole lotta love y Rock and roll como propinas.

El último concierto completo del grupo fue en 1979, aunque se reunió para intervenir brevemente en el Live Aid de 1985 y el aniversario de Atlantic Records, en 1988. Ayer subieron al escenario el guitarrista Jimmy Page (63 años), el cantante Robert Plant (59) y el bajista John Paul Jones (61), a quienes se unió Jason Bonham (41), ocupando el lugar de su padre, John Bonham, fallecido en 1980. A la cita de ayer acudieron otros supervivientes del pop-rock de los 70 y 80 como el ex-Beatle Paul McCartney (muy bien acompañado por su hija Stella, Naomi Campbell y Kate Moss), Sting (Police), Tony Banks y Mike Rutherford (Genesis), Adam Clayton y The Edge (U2) y Dave Gilmour (Pink Floyd). Pocas horas antes del concierto, el guitarrista del grupo, Jimmy Page, pidió a la audiencia que "no compare el concierto con los de los años 70". Un millón de seguidores de todo el mundo participaron en el sorteo de 9.000 pares de entradas puestos a la venta. A pesar de las precauciones y controles de identidad, algunas entradas se cotizaron a 2.000 euros el par en eBay. Quien más pagó por ver a sus ídolos fue Kenneth Donnell, de 25 años, natural de Glasgow, que soltó 115.000 euros por dos entradas, en una subasta con fines caritativos".


La crónica del "País" según comunicado de la agencia Efe:


"Los míticos Led Zeppelin irrumpieron anoche de nuevo en los escenarios con su primer y único concierto después de 19 años, ante un auditorio repleto de miles de fans en el 02 Arena de Londres. No defraudaron.

Los 18.000 afortunados en conseguir una entrada escucharon con devoción la voz especial de Robert Plant, los inconfundibles riff con la guitarra doble de Jimmy Page, a John Paul Jones en plenas facultades con el bajo y los teclados, y ocupando el lugar que dejó John Bonham en la batería, su hijo Jason, que supo estar más que a la altura. Con muchas más arrugas que antaño, una imagen austera de negro casi riguroso, alejados del look salvaje de finales de los 60, pero con la misma contundencia, el grupo británico rubricó con sobresaliente un legado inconfundible en un magistral regreso a los escenarios.

Fue el primer tema de su álbum debut, Good Times Bad Times, el elegido para abrir el concierto, que duró 90 minutos, y que sirvió para homenajear a Ahmet Ertegun, el hombre que fundó el sello discográfico estadounidense Atlantic Records y que apostó en 1968 por el potencial de los británicos, convirtiéndolos en la primera banda de rock que fichaba por una discográfica especializada en grupos de soul y R&B.

De nuevo se escuchó su potente conjunción del hard rock, el misticismo de sus letras y las pinceladas blues y folk de su música, que encendieron a un auditorio de nostálgicos que corearon casi todos los temas, algunos inolvidables, como el del álbum Led Zeppelin II (22 de octubre de 1969) Ramble On, enmarcado en un decorado en el que las imágenes de los músicos se fueron superponiendo en fondos geométricos, en blanco y negro, en tonos ácidos y eléctricos.
Pero Londres también vibró con tonadas setenteras como Since I've Been Loving You (Led Zeppelin III, 1970), un tema oscuro y sexy pero también mágico y elegante, para el que los británicos eligieron teñir de rojo la pantalla gigante que enmarcaba el escenario.
El riff salvaje de Jimmy Page en Black Dog (1971) o el siempre evocador Stairway To Heaven -Led Zeppelin IV (1971)- transportaron a la afición británica. Este último, casi un himno de la música contemporánea, supuso, previsiblemente, uno de los momentos álgidos de la noche. Los ocho minutos que dura la canción pasaron volando y los Zeppelin recrearon como hace años la progresión de la canción y su estremecedor recorrido desde los acordes más suaves hasta el potente sonido de una desgarradora batería (a cargo, hoy, de Bonham junior), sin olvidar el excepcional solo de guitarra de Page.
También hubo tiempo para la improvisación, e incluso para presentar un nuevo tema. Fue en este momento, en la primera parte del concierto, cuando Plant, muy comunicativo con los congregados, contó a la audiencia que se le venían a la mente "miles y miles de recuerdos" y agradeció el hecho de "tener a Jason en el grupo". Bonham hizo resuciter las manos de su padre, del que esperaba, dijo, que le "susurrara algo al oído".

La guinda del pastel la pusieron con la psicodélica Kashmir (Physical Graffiti, 1975), un alarde sónico en el que brilló su imponente solista. Aclamados por las exigencias del público, los Led Zeppelin tuvieron que salir al escenario dos veces más. Regresaron a 1969 con Whole Lotta Love y culminaron esta excepcional reunión con su acento más rock en Rock And Roll."



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